Inicio


Índice temático, primera parte
Prólogo
INTRODUCCIÓN
Amor
Arquitecto de la Creación
Cartas
Clamor del justo
Cuando no hay temor de Dios, se está cerca la inmoralidad
El dolor que trae la muerte
El Evangelio del día
El misterio de la existencia
El perdón supremo está en Dios
El pertinaz deseo de acabar con los espíritus
El último día
En honor a la Virgen
Espíritu ganador
Existencia de Dios
Fe en los testigos
Fe en el cielo
Fe y razón van unidas
Imposiciones mundanas
Incredulidad e hipocresía
Juicio final
La Biblia, fuente divina
La mentira
La sonrisa, un don del cielo
La transformación por la renovación
La vergüenza del pecado
Los hijos de las tinieblas son muy astutos
Más que la luz del sol
Oraciones
Qué es la verdad
Ráfagas del pensamiento
Recuerdo agridulce de la Navidad
Semana Santa
Somos observados por el cielo
Somos presente, cariñosamente presos del pasado
Evangelio de san Juan
Segunda parte. La vida en la carne (mundo)
Introducción

Entradas recientes

Prólogo

Caminando hacia la luz caminamos hacia la eternidad.

Camino hacia lo trascendente, la vida en el espíritu, camino sin vuelta.

La vida como la conocemos se termina.

¿Con qué nos vamos a encontrar? ¿Habrá hecho Jesús una morada para nosotros?

La voz y la letra del tiempo presente: “Todo es de color”, Lole y Manuel, YouTube.

No soy Juan, pero soy hijo de Juan que sigue clamando en el desierto.

Cuando llega la noche nos aborda la maldad y la indefensión permanece en nosotros, se hace víctima del pensamiento diabólico.

Las nubes negras amenazan tormenta.

Los nubarrones mentales que expulsaron la luz, presagian confusión y tormento.

Las zarpas del mal, así como los truenos, se oyen en la lejanía, si no cambiamos o cambian la dirección del aire, pronto lo tendremos encima. La idea de que pasarán de largo, erróneamente nos tranquiliza.

Creemos que la solución está en cerrar las puertas y en poner alarmas. Nuestra mente necesita calma y sosiego, que no los trae las cuatro paredes. La cárcel sueña con la libertad y nosotros no debemos perderla.

Los gritos de auxilio nos vienen de las grandes ciudades. ¿Quién nos alertará cuando estos gritos se ahoguen, y la mano que oprime su garganta llegue a nuestras casas? ¿A quién pediremos auxilio nosotros, a los árboles del campo? Ni los pájaros nos oirán. Ya no habrá ni pájaros, los árboles que les daban cobijo ya los hemos arrancado.

Hasta el agua nos está abandonando.

Cuando uno se pone de espaldas a la luz, el rostro no se ilumina y las sombras de muerte hacen nido en él.

Lo mismo les sucede a las hojas de las plantas que no les llega la luz, se secan, se mueren, y se caen.

El resplandor de la luz nos abre un camino de calma, gozo y seguridades; rechacemos todo lo que nos traiga inestabilidad y zozobra.

Los vientos huracanados de los tiempos presentes hacen peligrar las vidas construidas sobre humo, sobre banalidades, sobre pilares de plástico.

Sepamos distinguir la luz de la verdad que se abre paso entre los nubarrones de la vida.

¡Qué lejos estamos de transformar la tierra en un paraíso!

Cuando se vive en la confusión, que es algo así como vivir en la oscuridad, la luz molesta a los ojos y a la mente, por eso hay tanto rechazo y tanta animadversión a que se esclarezca la luz de la verdad; la luz deslumbra y desarma, quedan al descubierto las mezquindades y se teme que alguien descubra la falsedad y la hipocresía.

Quizá pueda valer como ejemplo sobre el poder de la luz que diré a continuación: el niño recién nacido no ve porque tiene una barrera en los ojos que se lo impide. ¿No será esta barrera para impedir que la luz dañe sus ojos al pasar de la oscuridad del vientre de la madre a la luz fulgurante del día? Poco a poco se va adaptando la sensibilidad de sus ojos a la imperiosa acción de la luz?

Como vemos, contra la oposición a la luz tenemos lo tenebroso de la oscuridad, de la noche ciega, de la noche negra, cuando llamas a Dios y no te contesta; le pides que te saque de esa angustia y no experimentas signos de su presencia.

Padre, ¿por qué me has abandonado? Dice Jesús a las puertas de su muerte. El terror se apodera de ti cuando estás a punto de quedarte dormido sin esperanza de volver a la vida al día siguiente. Cuando crees que Dios te ha abandonado y una oscuridad tenebrosa invade tu mente. Y lo malo no es que no te sientas nada y que en esa noche des el último suspiro para volver a la tierra de donde saliste; que vuelvas a ser tierra, tierra que no piensa, ni siente, ni espera. Eso sería el fin de algo que termina siendo la nada u otra cosa muy distinta, polvo. Al fin y al cabo sería dejar de ser para no ser nada. Lo malo es, que tu espíritu que sigue vivo, y tú eres consciente de ello, se da cuenta de que ha perdido las riendas de la vida y se siente temeroso ante lo desconocido y ante la posible dependencia de poderes malignos, ¿en manos de quien voy a caer? En un lugar donde no impera la comprensión ni el perdón, sino el odio y la venganza. En un lugar donde si entras con alma ya no eres dueño de ella. En un lugar donde muchos puede que vivan sin alma porque antes la han vendido. Esos temores te pueden invadir si no caes rendido en un profundo sueño que te devuelva a la cordura, a la poquita luz que nos ilumina en este mundo de sombras.

Esto que acabo de relatar no fue mi pensamiento en una noche en concreto; ¿entonces por qué lo pongo? Porque fue tanto el miedo que pasé al sentir que Dios me había abandonado, que mi cuerpo quedaba a merced de cualquier poder de las tinieblas, pues tuve el presentimiento de que esa noche moriría. Al día siguiente desperté como todos los días y sentí una alegría inmensa viendo que Dios seguía a mi lado, escuchándome todas las horas del día. Desde aquella noche hasta hoy no me ha vuelto a suceder, con Dios me acuesto y con Dios me levanto. Podía resumir lo que me pasó: Fue como una pérdida de consciencia, un olvido de mi relación con Dios durante muchos años y cómo si Dios hubiera roto esa íntima amistad. En estado consciente yo creo más en la verdad de Dios que le veo que en mi verdad  que si me veo. Son extraños bloqueos de la mente, que traiciona y engaña, y te hace vivir de manera insospechada la más triste de las pesadillas, aun estando despierto.

Cuando dudamos de la herencia del Señor poco podemos compartir; poca luz podemos ver en la acción del Señor: dice San Pablo.

Dios Padre ha mandado a su Hijo a la tierra para que nos saque de las tinieblas a las que yo aludo más arriba.

El Dios invisible se hace ver a través de su Hijo visible; hoy reconocido Rey del Universo y Creador de todo lo visible y lo invisible. Todo se hizo por Él en el principio de los tiempos. Y con Él se reconcilia todo por su muerte. Dicho también por San Pablo.

La verdad está en la Iglesia y en todo aquel que reconoce a Jesús Rey del Universo e Hijo de Dios.

El amor ha llegado a la humanidad y con Él su luz.

Muchas veces divagamos sobre la resurrección de los muertos, y todo ello porque nuestra ignorancia nos llena de dudas y nos hace renunciar a la luz de la Palabra de Dios. Todo está escrito para que se nos abra la mente; en el Evangelio están todas las respuestas. Hoy estarás conmigo en el paraíso. Dice Jesús por boca de Lucas al que estaba crucificado a su derecha. Solo la lectura del Evangelio y el paso de los años nos van acercando a la luz plena; a la luz que emerge de Jesucristo; a la luz que inunda el paraíso celestial; a la luz que abre la mente y te hace ver claro; a la luz que verán los niños y los que se hagan como niños, dice Jesús.

Luz cegadora que llena de gozo el alma y te acerca al sentimiento de Jesús, al amor con mayúsculas, al universo de las cosas buenas, al ejército de almas que dieron o estuvieron dispuestas a dar su vida por Dios y por el Evangelio. Eso es fe y eso es posicionamiento a favor del bien.

En este mundo tendemos a relativizar la verdad. Todos opinamos acerca de la verdad, pero ojo, de la verdad de las cosas materiales, incluso emocionales y sobre tantas teorías, que con la intención de aclarar unos y de engañar otros, solo nos llevan a más confusión y ello nos hace perder el norte y desviarnos de las cosas santas y sagradas. Por eso Cristo lo dejó meridianamente claro: Yo soy el Camino, y la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

Vivimos en un mundo con tendencia a la deshumanización y se deja ver un tanto despiadado, donde las clases pudientes no exigen a sus gobernantes acabar con el hambre y además, con la falta de cuidados sanitarios a los niños y a las madres con una buena prole. Mala alimentación, mala salud y mala educación es lo que prima en los países pobres. Con una falta de agua potable manifiesta en muchos lugares de África. La sociedad inmoral que no acomete estas desigualdades con determinación es una sociedad injusta y con mal corazón. Todos somos cómplices de esta dramática situación.

Llena de vergüenza el insuficiente apoyo económico que reciben las fundaciones creadas para la causa de la niñez en las partes implicadas. Da la sensación de que el problema no atañe demasiado, y que tuvieran que ser estas clases empobrecidas las que salgan por si mismas de su hambruna.

Datos de Unicef en el Día Mundial de la Infancia

De todos es sabido que la parte más vulnerable de la sociedad es la infancia y la niñez, de ahí que en este día 20 de noviembre de 2022, y por una falta de voluntad solidaria, 385 millones de niños se encuentran en extrema pobreza, y quizá por esa misma causa y otras, muchas de ellas evitables, mueren 5,6 millones de niños al año. Es para echarse a temblar y para que se nos ponga la cara un poquito colorada. Con este corazón helado por la indiferencia podíamos llegar a pensar, que esos millones que mueren al año, han dejado de sufrir y con la muerte empiezan una larga y nueva vida en manos de Dios, y estaríamos en lo cierto, Pero… ¿Qué hay del sufrimiento de las madres, de los padres y de los hermanos que siguen vivos? ¿Qué tipo de consuelo les manda occidente? ¿Cómo es posible que con la ayudada de Unicef y tantas asociaciones humanitarias que están trabajando en la zona no se pueda revertir la situación? ¿Cuántos millones de personas hambrientas claman ayuda a occidente, mientras gran parte de nosotros estamos preocupados porque este año no vamos a poder tener la casa tan caliente como el año pasado? Menos comodidades y más exigir a los gobernantes que busquen soluciones a los desequilibrios del mundo.

Y vuelvo a la luz tan necesaria para traer paz al mundo, alimentos generados por una agricultura sostenible, por una ganadería sana, bien alimentada y bien cuidada, y una pesca también sostenible que no arrase con todo bicho viviente desde las profundidades del mar hasta la superficie.

Comamos con moderación y hagamos ayunos alternativos, nuestra salud lo agradecerá, y si sentimos hambre nos meteremos de lleno en el espíritu del Prólogo que hemos leído. Más amor, más compartir y más verdad.

El autor